viernes, 14 de noviembre de 2014


 Hipotiroidismo: ¿Qué comer?
La glándula tiroides, situada en el cuello, regula varias funciones en el organismo. Participa en la producción de las hormonas tiroxina (o T4) y triyodotironina (o T3), que regulan el metabolismo y afectan al funcionamiento de otros sistemas del cuerpo. Para la formación de estas hormonas es imprescindible el yodo, que se obtiene de la ingesta dietética. Cuando la tiroides funciona de manera normal, no es necesario pensar en una dieta específica. Sin embargo en el caso que nos ocupa la alimentación desempeña un papel fundamental. A continuación ofrecemos recomendaciones dietéticas para ambas situaciones, si bien es imprescindible contar con la ayuda de un dietista nutricionista.


Hablamos de  hipotiroidismo cuando se produce una disminución en la producción de hormonas tiroideas. El hipotiroidismo suele acompañarse de fatiga, cansancio, caída del cabello, somnolencia y, aunque no existe una relación causa-efecto demostrada, sobrepeso u obesidad, dada la relación de estas hormonas con el metabolismo energético del organismo. En el hipotiroidismo existe un ritmo de metabolismo lento y puede haber un aumento de peso corporal, según la gravedad del hipotiroidismo. Habitualmente este aumento de peso suele ser moderado, de aproximadamente un 10%, predominando una retención de agua y sal sobre el aumento de la grasa corporal. Como el hipotiroidismo es más frecuente en las mujeres y su prevalencia aumenta con la edad, no debe confundirse con los cambios producidos por la menopausia.
El tratamiento del hipotiroidismo consiste en la administración de hormonas tiroideas por vía oral, y debe ser controlado periódicamente por el médico endocrino.
La primera medida a tomar es controlar la función tiroidea. Nuestro endocrinólogo nos indicará la medicación adecuada para lograrlo. Esto nos permitirá tener parte de la batalla ganada pero, por supuesto, una alimentación saludable y equilibrada jugará un papel fundamental. Algunos alimentos favorecen el funcionamiento de la glándula tiroides y otros interfieren directamente en su función o impiden la absorción intestinal de la hormona tiroidea. Por tanto, debemos saber qué comemos y cómo afecta a nuestra salud.
Algunas recomendaciones serían las siguientes:

  •     Se debe realizar 4 o 5 comidas al día poco abundantes y evitar picar entre ellas. Tampoco es conveniente saltarse ninguna comida principal.
  •     Es preciso aumentar la actividad física diaria: caminar, usar menos el ascensor y más las escaleras, realizar más trayectos a pie y menos en coche, así como practicar más ejercicio físico de intensidad moderada (caminar rápido, ir en bicicleta, nadar, jugar a fútbol o baloncesto, etc.).
  •     Utilizar  métodos de cocción que no exijan la utilización de grasas, como la plancha, el horno, el hervido, el microondas, el vapor o el papillote. Evitar fritos, rebozados, guisos, empanados y conservas en aceite.
  •     Evitar consumir embutidos y carnes muy grasas: cordero, vísceras, chuletas, longanizas o hamburguesas industriales, bacon o panceta, morcilla, mortadela, chorizo, foie, etc. Sustituir por carnes magras, como pollo, ternera, pavo y conejo.
  •     También es interesante el consumo de pescado, especialmente los marinos, muy ricos en Iodo.
  •     Huevos (intente consumir entre 3 y 4 unidades por semana).
  •     Sustituir los lácteos enteros (incluyendo quesos muy grasos, yogures enteros, derivados lácteos como flanes o mousses, nata o crema de leche...) por desnatados. 
  •     Evitar margarina, mantequilla y manteca de cerdo así como las salsas precocinadas.
  •     Tampoco deberían consumirse azúcar blanca y morena, miel, caramelos con azúcar, chocolate con leche, galletas, pasteles, bollería... . Sustituir por edulcorantes como la sacarina, el aspartamo o la Stevia.
  •     No tomar Bebidas alcohólicas ni refrescos azucarados
  •    Potenciar el consumo de alimentos ricos en fibra.
  •     Incluir en la dieta Verduras crudas y cocidas así como frutas. Una excepción la constituyen las crucíferas pues pertenecen al grupo de los denominados bociógenos que afectan a la producción hormonal. Además de la familia de las coles podemos incluir en este grupo apio, rabanos, cebollas, naranja, limón, semillas de lino, soja, mostaza,yuca, cacahuete, mijo.
  •     Féculas y cereales, en cantidad moderada (pan, pasta, arroz, legumbres, patatas...)
  •     Para cocinar y aliñar es preferible utilizar aceite de oliva, sin excederse y vinagre (que no sea de módena), limón y especias.
  • Agua, bebidas e infusiones light.

  
Déficit de Yodo y función tiroidea
El déficit de yodo puede afectar a la producción de hormonas tiroideas y provocar por tanto hipotiroidismo y bocio (aumento de tamaño de la glándula tiroides). Aunque la deficiencia de yodo ha mejorado mucho, todavía no ha sido erradicada por completo.

El yodo se encuentra en la superficie de la tierra y de ahí pasa los vegetales cultivados. Por tanto, los vegetales cultivados en tierras pobres en yodo pueden contener escasa cantidad de este mineral. Los alimentos procedentes del mar, como pescados, mariscos y algas marinas, son ricos en yodo. Hoy en día los lácteos son también una fuente de este mineral, puesto que se usan piensos enriquecidos en yodo para la alimentación animal. La sal marina pierde el yodo durante su proceso de elaboración; por tanto, a menos que sea enriquecida, no será una fuente de este mineral.

La estrategia más eficiente para erradicar la deficiencia de yodo es la llamada yodación universal de la sal, mediante leyes que regulan la yodación de toda la sal de consumo humano y animal. Esta estrategia está recomendada por la Organización mundial de la Salud (OMS).

Entre los alimentos recomendados están aquellos que aportan la cantidad de yodo suficiente para la producción de tiroxina. Entre ellos, encontramos los siguientes:
  •    Mariscos y pescados de mar.
  •    Leche y derivados lácteos bajos en grasa.
  •     Huevos.
  •     Sal yodada: 1 cucharadita de café al ras contiene 150 ug de yodo, que cubre los requerimientos diarios para un correcto funcionamiento tiroideo.
  •     Los vegetales de nuestra dieta tendrán mayor o menor contenido en yodo según el contenido de este mineral en el suelo en que se cultiven.
    Por el contrario, debemos minimizar o restringir el consumo de algunos otros alimentos debido a que interfieren con el funcionamiento de la tiroides o con la absorción intestinal de la tiroxina:
  •    Los suplementos dietéticos con altas dosis de fitoestrógenos  de soja, en los niveles de la dieta vegetariana pueden aumentar 3 veces el riesgo de progresión de un hiportiroidismo subclínico a hipotiroidismo clínico, por lo que los pacientes vegetarianos deben controlar frecuentemente su función tiroidea.
  •     Los comprimidos de tiroxina se pueden tomar con cualquier líquido excepto  leche de soja, zumo de pomelo o café. Las personas con enfermedad celíaca mejorarán la absorción intestinal de la tiroxina al evitar los alimentos con gluten.
  •  Se recomienda no abusar de  de la ingesta de algas marinas en la dieta, ni    consumirlas como productos de herbolarios con la falsa promesa de perder peso: especialmente el Fucus vesiculosus, Kelp, Ascophylum nodosum, etc. Su contenido en yodo es excesivo y puede frenar la tiroides y empeorar el hipotiroidismo, aumentar los anticuerpos antitiroideos o también aumentar el riesgo de hipertiroidismo en personas con nódulos tiroideos o con de enfermedad de Graves. La disfunción tiroidea por sobrecarga de yodo afecta preferentemente a personas con enfermedad tiroidea previa.
  •    Tampoco se recomienda el consumo de ajo pues bloquea la absorción de Iodo.
Fuentes:




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